martes, 27 de julio de 2010

Mauricio

Vos tenés la manija.
Todos sabemos cómo la agarraste
pero vamos a ver cuánto te dura,
que andás haciendo cosas que ya
nos dimos cuenta que jugás con suplentes.

Pedís la yuta como si fuera un chiche
y te divierte el ruido de las topadoras.
¿Y nosotros?
Pues que reventemos
de hambre o de gatillo, no interesa.

Y ahora resulta que mi presencia te molesta
y tengo que irme.
Pero me vas a oír aunque no quieras.
Decime...
¿Vos te creés que no me ofrecieron agarrar
un chumbo?
Y te hubiera gustado.
Un fiambre, yo a la sombra y vos contento.
¿Pero sabés?

Tuve un viejo de aquellos,
y quise ser lo que era él, un laburante.
Y yo decía que cuando fuera grande iba
a ser la mitad de lo bueno que era él,
y ya era suficiente.
¡Y cómo nos quería!
¡Y eso vos no lo tuviste!

Solo tuviste hacer morir de risa a todo el
mundo
con el paco de guita que te sacó la mina.

Convencete: sos punto.
Vos pudiste comprarte una mujer.
¿Y pretendías que ella te quisiera?
No seas gil...

Y bueno, pucha digo...

Viejo...
No niego que te extraño.
Por eso me hace bien hablarte despacito,
despacito
para decirte tantas cosas...
Decirte por ejemplo: no te preocupes, viejo
yo sé que voy a ser lo que eras vos: un laburante
y...
¡Epa...!
¿Y ahora qué te pasa?
¿Te enojaste?
Para qué, si me voy, si me estoy yendo...

A cruzar el riachuelo,
o la General Paz,
o la gran perra

Pero no vas a comparar tu viejo con el mío.

Ana María Machado
La poeta del Teatro San Martín

miércoles, 14 de julio de 2010

Marea negra

I

La tierra era feliz cuando no estabas.
¿volverá a serlo cuando te hayas ido
o acaso será tarde
y del recuerdo de tu paso solo quedarán chatarras?

II

¿Con qué derecho te autoproclamaste, hombre,señor
del universo?
¿Con qué derecho dirigiste la mirada alrededor para
decir "todo esto es mío"?
y levantando un trono
sentaste a tu derecha la Soberbia y a tu izquierda a la
Avaricia?
¿Por qué escuchaste a la Soberbia
si era letal el átomo
e hiciste caso a la Avaricia
y a todo fuiste destruyéndolo para cambiarlo por
monedas?
Si el bosque no nació para desierto.
Si el mar no nació para ser ciénaga
ni el río para lago putrefacto.
Si era dulce la tierra.
Y cariñosa.
Y te aceptaba, hombre.
¿Por qué la traicionaste?

¡Y era tan lleno de vitalidad el bosque...
Era tan lleno de alegría el río...
Era tan lleno de limpieza el aire...
Y tan impresionante la magnitud de la montaña y la
maravilla del mar.
Pero cantaba el bosque, y lo talaste...
Cantaba el río, y le desviaste el curso...
Cantaba el aire, y lo llenaste de óxido...
Y heriste a la montaña en la grandiosidad de su silencio
y al mar en la pureza de sus aguas.

¿Y ahora con quién han de jugar tus hijos si has
diezmado las especies, sus hermanos menores?
¿Dónde has de levantar tu casa,
si ya no quedan árboles,
si ya no queda aire...
si ya no queda agua...
si ya no queda nada...
¿Cómo has de mecer la cuna
si has destruído la canción?

¿O es que ya no habrán cunas?

III

Fue ilimitada tu soberbia, hombre.
Fue inenarrable la sordidez de tu avaricia.
Por eso es trágica tu soledad en la creación e inútil que
aguces la mirada tratando de percibir algo a lo lejos
si has querido a lo tuyo.

Que la tierra tembló, cuando apareciste
hombre.
y la miraste con tus ojos torvos.

Acaso ya no vuelva a estar en calma.
Y ha de seguir temblando inexorablemente cuando te
hayas ido.
Y del recuerdo de tu paso solo queda la negrura del
petróleo sobre el agua.
el desierto llameante
y la naturaleza en coma irreversible.

Ana María Machado
La poeta del Teatro San Martín

lunes, 5 de julio de 2010

Nota Diario Clarín



JUBILADOS: ANA MARIA MACHADO, LA POETISA DEL CENTRO CULTURAL SAN MARTIN
Vendedora ambulante de sus propios sueños
Todas las tardes, desde 1985, se la ve ofreciendo su libro Natividad
Ya colocó 70.000 ejemplares
Fue lazarillo de Borges y con él aprendió literatura inglesa

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ENRIQUE O. SDREC
Nació en un pueblito misionero que se llamaba Villa Lanús. Después, con el correr de los años, pasó a llamarse Villa Poujade, en homenaje a su abuelo. Hoy el lugar pasó a convertirse en un suburbio de la ciudad de Posadas. Un día, cuando era una niña -hace de esto 60 años-, sus padres decidieron afincarse en la Capital Federal, lo que le permitió a Ana María Machado concretar dos decisiones que había tomado a los 10 años de edad: ser poetisa y cursar Filosofía y Letras.-Lo digo sin un atisbo de arrogancia o vanidad: he sido acompañante de Jorge Luis Borges, uno de los escritores más grandes que hemos tenido, y ese solo hecho significa para mí un premio de incalculable valor. Llegué a hacerle de lazarillo y con él aprendí literatura inglesa y norteamericana. Todo ese pasado justifica con creces las vicisitudes que he debido afrontar, y sigo afrontando, no sólo para poder escribir sino para colocar mis obras -nos cuenta en su humilde vivienda de Constitución esta mujer que desde hace muchos años es conocida como La poetisa del San Martín, ya que desde 1985 se para todas las tardes en la puerta del Centro Cultural General San Martín para vender su libro Natividad, cuyo rico contenido no se compadece con su precaria presentación, ya que se trata de un texto mimeografiado con páginas sujetas con los clásicos broches de abrochadora.-Ya llevo colocados 70.000 libros, y digo colocados porque no los vendo, sólo le pido al interesado una modesta colaboración y, aunque parezca mentira, con eso estoy viviendo. Es una historia con un comienzo triste, porque se lo dediqué al Hospital Nacional Infanto-Juvenil Tobar García.-¿Fue su primer libro?-No. El primero lo titulé Bagajes de vivencias. Eso fue en 1966, y hoy lo considero un pecado de juventud. De todos modos no está dicha todavía la última palabra. Pienso incursionar por el ensayo y el teatro. Y aspiro a que mis obras se conozcan a nivel internacional. Sé que no es tarea fácil. Que deben vencerse infinitos contratiempos y obstáculos...-¿Como cuáles?-Como por ejemplo no estar revestida con un barniz académico. En los 60, cuando me di cuenta de que era imposible conseguir un editor que publicara mis obras por ser una ilustre desconocida, comencé a recorrer bares y confiterías ofreciendo mi libro Bagajes de vivencias por lo que quisieran darme. En poco tiempo había colocado 6.000 ejemplares y ya me sentí con derecho a contactarme con la Sociedad Argentina de Escritores. Me equivoqué fiero. Uno de los directivos me espetó: ¿Cómo se atreve a pretender ingresar a la SADE una persona que vende sus libros por las calles y en los bares, dejándolo en mesas llenas de migas y trozos de pizza? En ese momento fui yo la 0ue rompí con la SADE, y no ellos conmigo.-En Natividad usted se refiere a los desaparecidos en la última dictadura militar, habla de lo cerca que estuvimos de entrar en guerra con Chile allá por 1978 y, específicamente, incursiona por la guerra de las Malvinas. ¿Le da eso al libro un tinte político?-Si lo tiene, no ha sido mi intención. Sentí necesidad de hacer conocer lo que pensaba respecto del más grande genocidio que se recuerda en el país, de cómo un general con intoxicaciones etílicas metió a nuestros chicos en una guerra absurda y de lo cerca que estuvimos de trenzarnos con nuestros hermanos chilenos disputando el canal Beagle.-¿Su momento de mayor angustia?-Cuando se incendió mi departamento y las llamas arrasaron no sólo con mis pocos muebles sino, lo que es peor, con mi archivo y con mis libros.-¿El de mayor alegría?-Fue en 1988. Una muchacha estadounidense, que dijo ser profesora de castellano en California, se llevó Natividad al encontrarme ofreciéndolo en la calle Corrientes. Hace dos años me vino a ver un argentino, residente en Los Angeles, y me contó que aquella muchacha le había mostrado mi libro, en los Estados Unidos, y le había contado mi historia. Aprovechó su viaje a Buenos Aires para conocerme. Usted debe ser, en el mundo, la única vendedora ambulante de sus propios libros, me dijo emocionado.

Cartonerito

Mirá si fuera yo quién te contara un cuento de hadas, el que nunca escuchaste.
¿Acaso pudo alguien alguna vez contarte un cuento?

Pienso,
Cuando te veo a vos,
¡tan chico!
agarrar del cogote a la miseria

¡Y sos tan chico!

Deberías jugar, y estar haciéndole rabiar a la mamá con tus diabluras.
y la seño...
Y la tiza...
Y la pelota...
Y...qué se yo!...Vení...
Prestame un poco de tu fuerza con que empujas la vida hacia adelante,
y conversemos...Aunque no.
Se que estás apurado
y a mí me sobra el tiempo

Pero vení, repito
¿No ves esta pelota rantifusa?
Dale...
Patéala...
y hacele un gol al arco de la vida

Y podré embelesarme
¡la pucha esa sonrisa tuya,
esa sonrisa morochita de hollín!

ANA MARÍA MACHADO
(La poeta del teatro San Martín)

Más sobre la poeta...



En 1968 aparece su primer libro "Bagaje de viviendas", que llegó a la 5° edición con 5000 ejemplares vendidos. En 1985 lanza su segundo poemario "Natividad", del cual lleva vendidos 84000 ejemplares.
"La Poeta del Teatro San Martín" como se la denomina habitualmente, fue invitada a subir al escenario y ovacionada durante la celebración del 40° Aniversario de este Centro Cultural.