sábado, 21 de agosto de 2010

HERMANITO

No sé si es un lugar común decir que el artista que no sirve para expresar a su pueblo, no sirve para nada. Yo añadiría que el artista que no sirve para ayudar a su pueblo, tampoco sirve para nada. Y como yo sólo sirvo para escribir, quisiera servir para algo, discúlpenme lo reiterativo del verbo.
Eso sí, me gustaría que el diminutivo, tan cuestionado en la literatura, tuviera en la ocasión la contundencia de un cross a la mandíbula. Como dijera alguien que tuvo mucho, mucho talento.



No dejes que te ordenen quedarte en el costado, siendo tuyo el camino.
No dejes que te quiten de las manos ese pan,
ése que compartís en casa con los pibes,
si es que hay tanto,
hermanito,
pero tanto...
Si hay tanta tierra en esas tierras,
si hay tanta leche en esas ubres
y sin embargo es larga la carrera del hambre que viene desde lejos.
No dejes que te alcance,
hermanito morocho, y si sos rubio lo mismo.

Hermanito...Yo marcho a tu lado,
y me siento con vos junto al mate,
y te doy lo que tengo,
un poema.
Y no es poco.

—No han de empujarte al costado del camino
ni ha de caérsete ese pan de entre las manos
mientras yo esté a tu lado con mi canto—


Ana María Machado
La poeta del Teatro San Martín

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