miércoles, 13 de octubre de 2010

La guerra de la triple infamia

Perdón, hermanos paraguayos.En el mío, en el de los uruguayos y en el de los brasileros. Pero que no haya perdón para el titiritero inglés.


FRANCISCO SOLANO LÓPEZ

Dijiste: Muero con mi patria.
Y no es verdad.
Que tu patria no ha muerto.
Y vos tampoco.



LA AMAZONA

Y ahora decime, Elisa, ¿a dónde están tus huesos?
¿siguen mezclados en el barro anónimo?

Elisa...¿¿Porqué te fuiste de lo que era tuyo
si era tan tuyo precisamente porque naciste para que lo fuera??
Y no quedaba en vos nada de Francia ni de Irlanda
si es que alguna vez lo hubo.

Sabemos...
lo sabemos...
fue una orden,
siempre cumpliste con las órdenes.
Y así también supiste darlas.

Pero esa vez era distinto. Que esa vez -esa maldita vez- ya todo todo era distinto
y quedó otro dolor
el de tus huesos.
De haber podido imaginarlos alimentando las raíces de un naranjo
no se hubiera sentido tan triste el Paraguay.



PANCHITO LÓPEZ

Y ahí quedaste, Panchito
al lado del Jaguar donde estuviste siempre.
Donde brotaste y transcurrió tu vida breve demasiado breve.
Cunumí...
muchachito...
Panchito de tal palo tal astilla.
Vos.
Y el Jaguar.
Y aquel Carlos Antonio el gran artífice.
¿Acaso alguna vez alguien dudo que fuera él el gran artífice?

Pero con cuanta suspicacia había avizorado el mundo
aquello que ya era sombra de América Española.
Y que cosas
llegaste a ver en esa vida tuya breve,demasiado breve.
Cunumí...
Muchachito...

Viste que el pueblo
_Que tu pueblo_ tenía hambre.
Y arrancaba del árbol las naranjas y de la tierra las mandiocas.
que ya no había nada.
Que ya no había casi nada. Y casi nadie.
_Tan perfecta había sido la obra de su Majestad Británica_

Y ahí quedaste, Panchito
al lado del Jaguar. Donde debías.

No hay comentarios:

Publicar un comentario