viernes, 24 de junio de 2011

Doña Rosario

DOÑA ROSARIO

Doña Rosario.
El nombre que tenía algo de mágico
y creo que también lo tiene ahora

Y esa infancia que vos iluminaste
cuando iba a esconderme a cualquier parte
_Debajo de la mesa, por ejemplo_
Para escuchar hablar de vos
es que no había nadie que no te debiera
uno o varios favores
Y ahora lamento que sea tanto lo que ignoro
Tanta las cosas que pensé que las podría preguntar más adelante...
¿O es que acaso creí que vos no eras como los demás?
y que nunca te irías

Se poco por ejemplo
del indio que se fue tan joven
dejando sola
a la tejedora de ñandutí.
Y te sentaste a pedalear la Singer.
Y ordeñaste la vaca _ tal vez la única_
y carpiste la tierra...
¡Y qué fuerte se hicieron esas manos
cuando aprendiste a manejar la azada
pero también si era necesario el látigo!

Y apareció ese gringo. Y me pregunto ¿podrá tal vez saltear una generación la sangre?
¡Que fuerza hay en la mía!
¿De dónde a de salir sino de ustedes?

Y yo no sé si es que lo supe siempre. Pero ahora sí se cuanto me querías
Rosario Galeano de Poujade.

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